PÁGINA ASESINA

Era una página maldita causante de muertes en Escocia, podía estar en cualquier libro de Matemática, Historia o Geografía; en cualquier revista o diario; en las bibliotecas, en los kioscos, en los lugares más recónditos de la ciudad de Dundee. Se trataba de la hoja perdida de un libro inconcluso, distribuida intencionalmente por alguien. Los atemorizados pobladores no podían predecir donde se encuentra, lo que sí podían afirmar es que cada tarde de cada día, una nueva víctima caía.

¿Quién lo distribuía?, ¿quién lo introducía en los libros?, Sólo el fantasma de Maruja lo sabría, conocía la hora, sabía de la maldición de Lucio, el escritor que nunca terminó su obra y desahogó en esa hoja perdida su frustración.

Lucio, un escritor de historias, estaba a punto de culminar su obra maestra, un libro de 500 páginas donde narraba los momentos felices que vivió desde que conoció a Maruja, la musa de su inspiración. Una página representaba un día y Solamente le faltaba una hoja, el final feliz. Ese día tenía que ser perfecto, Lucio se mostraba un poco nervioso, mas nada opacaría aquel momento mágico en el que él le propondría a Maruja matrimonio y ésta aceptaría, sin embargo…

_Querida mía, al fin ha llegado el momento en que me atrevo a preguntarte… ¿te casarías con migo?_ el corazón de Lucio se agitaba rápidamente, su estomago se contraía por la impaciencia de querer escuchar el sí de su amada.

_No, no quiero_ respondió la bella Maruja, despertando en el pobre Lucio un odio terrible. Entonces, ¿Cómo podría escribir la última hoja si no tenía un final feliz? Lucio lloró amargamente ante Maruja. Las lágrimas saladas del escritor representaban un mal augurio para ella. En su delante arrancó la página en blanco, y siendo exactamente las tres de la tarde arengó una maldición que llegaría a otras dimensiones.

_ ¡pobre de aquél que se atreva a leer la hoja final de mi libro…, ninguno vivirá! Dicho esto, le apareció un dolor inmenso en el pecho iba a caerse, pero antes de eso se dirigió Maruja y agarro desesperadamente su vestido, el mismo que iba dejando conforme caía. Maruja parecía en shock, sin embargo trato de ayudarlo sujetándolo forzosamente para que no cayera con fuerza al suelo. Lucio aprovechó ese momento para decirle…

_ ¡Tú me ilusionaste, jugaste con mis sentimientos y eso no te lo perdonó!, por esta razón deseo tu infelicidad, mi recuerdo y odio te perseguirá hasta el más allá…jajaja ni muerta descansarás… Dio un suspiro y quedo. Lo cierto es que ni el propio Lucio descansaría en paz, dejo su obra inconclusa con una hoja desprendida, por eso tenía que regresar a la tierra, más adelante les diré cómo.

Habían pasado cien años y Maruja quién en vida fue una hermosa, alegre e inocente jovencita se había convertido por culpa de Lucio en un espíritu afligido, condenada a permanecer en la tierra para terminar con lo que el escritor dejo inconcluso la pagina final del libro. Todos los días, en las mañanas y en las noches se la pasaba vagando por la toda ciudad, pero en las horas de la tarde, como a las 2pm, elegía y capturaba a mujeres bonitas y por corto tiempo poseía sus cuerpos para luego abandonarlas en lugares apartados de la metrópoli. Con cada posesión que hacía, tomaba diferente identidad que le valdría para vender los compendios con la hoja asesina dentro de ellos o ir de visita a las bibliotecas, pedir prestado un libro, diario, o revista e introducir la pagina mortal.

Era inevitable la búsqueda de almas nuevas, víctimas para esa página. Maruja ningún día dejaba de visitar las bibliotecas o de vender sus libros, trampas mortales. Siempre cauta, siempre atenta para que a las 3 en punto de la tarde algún incauto lector desembocara en esa hoja mortal y muriera, para luego desaparecer como un relámpago.

Por otro lado, desde otra distancia existía Fabel, un estudiante de Derecho que decidió viajar a Escocia a continuar sus estudios, sin embargo habría otro motivo por el que se sentía atraído hacia ese lugar, algo inexplicable que él mismo no entendía.

El llegaría a Dundee, sintiendo un extraño calor de hogar, como si ese lugar desconocido tuviera la esencia, el olor o quizá el ambiente de su patria y su ciudad. Caminando por las calles, observando su nuevo entorno le llamo la atención la muchacha que vendía libros en la esquina se trataba de Maruja, se acerco a ella y le platicó.

Ella aprovecharía el momento para mostrarle un libro con la página mortal, siendo exactamente 3 de la tarde él desembocó en la hoja asesina, mas no murió. Maruja se sorprendió al ver que él seguía allí firmemente, reflexionando que sabe que, al fin comprendía que era Lucio su autor, el hombre que debió culminar su obra con esa hoja, él que nunca debió condenarla a esa cruel tortura; pasaba el tiempo y los dos se miraban fijamente, se dirigieron a la pagina suelta, ésta desprendió una luz que los terminó por absorber completamente, luego surgió aquel escrito faltante con un final feliz pues los dos terminaron juntos aunque en otra vida y con esto se acabó la maldición.